Eneko Fernández publica su segunda novela

“El espectro del palatino”

Ayer presentó su nueva obra ante una audiencia entregada en el centro Zelaieta. Han transcurrido casi 5 años desde que publicara su primera novela “El soldado de Rodas” y ahora regresa a lo grande con una nueva obra, también histórica, ambientada en Roma, “porque Roma es una época histórica que nunca pasa de moda”, dice Eneko.

Este arquitecto, que escribe en sus tiempos libres, ha logrado en esta ocasión que una editorial como Ediciones B, una de las grandes de esta industria, apostara por su trabajo. “Contacté con una importante agente literaria a la que envié el manuscrito y en tiempo récord Ediciones B lo incluyó en su amplio catálogo. Han editado 4.000 ejemplares y espero que podamos seguir aumentando las ventas. Está disponible en todos los canales online habituales y también en las librerías”, señala orgulloso Eneko. Para realizar este trabajo ha tenido que realizar un eficaz trabajo de documentación. Y el resultado es exquisito.

Violenta, atroz y trepidante.

 “El espectro del Palatino nos lleva desde las bulliciosas calles de Roma hasta los pasillos de sus palacios, repleto de personajes corruptos.

Año 55 d.C.: una serie de sangrientos crímenes estremecen Roma: en los últimos meses varios cuerpos han aparecido atrozmente descuartizados en las calles de la ciudad. Lo más sorprendente es que los restos humanos se encuentran mezclados con huesos y pieles de animales. ¿Se trata de una macabra venganza o de la obra de alguna mente perturbada?

En el ambiente extravagante y repleto de conspiraciones que se respira en el reinado de Nerón, un pretoriano idealista, un antiguo guardia desencantado y un policía corrupto unirán sus esfuerzos para tratar de descubrir el origen de estos brutales asesinatos que se relacionan con las metamorfosis de Ovidio.

Mientras el miedo crece entre los habitantes de la ciudad, las investigaciones llevarán a los tres hombres a la corte de Nerón, cuyas luchas de poder, en su deriva cada vez más caótica, pondrán en peligro no solo a los aterrados romanos, sino todo el Imperio.

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