Vlad Ion, de practicar Break Dance en el parque Zubiondo a bailar danza contemporánea en el circuito Europeo.
El zornotzarra Vlad Ion y Guillem Batlle, bailarines de danza contemporánea, utilizan el humor como herramienta para extender la danza a un público más general. El pasado 20 de Enero representaron su última obra “Shalott” en el Zornotza Aretoa, tras su paso por el circuito cultural del Barcelona District Center, y el festival de danza catalán Sismógraf, donde estrenaron su espectáculo.
Hemos aprovechado su estancia en Amorebieta para charlar con él y conocer su trayectoria.
“Empecé en el mundo de la danza porque encontré una forma de canalizar toda mi energía”, asegura el bailarín zornotzarra Vlad Ion, de 29 años. Ion vino con su familia desde Rumania cuando tenía 13 años para que su hermano pequeño Eduard, que en aquella época tenía 9, pudiese ser operado del corazón. Los médicos en Rumania no podían tratar su problema de salud y sus padres no dudaron en buscar alternativas. Y las encontraron aquí en Bizkaia, concretamente en el hospital de Cruces.
Afortunadamente la operación fue un éxito y Eduard se recuperó rápidamente. Pero los meses que pasaron en Amorebieta durante el tratamiento fueron suficientes para tomar una decisión importante. “A mis padres les gustó tanto el sitio, que nos quedamos a vivir”, comenta con una amplia sonrisa.
Vlad Ion continuó sus estudios en el instituto Urritxe, donde finalizó la ESO, y concluyó los ciclos medio y superior de informática en Leioa. Mientras estudiaba comenzó a bailar Break Dance junto a su compañero de clase Cristian Macario con quien practicaba en el parque Zubiondo. “Mi comienzo en el ‘Break’ fue complicado porque es un estilo que requiere de mucha fuerza física y por aquel entonces no la tenía, tuve que entrenar duro.”
El esfuerzo fue dando sus frutos y Ion participó en varios campeonatos de Break Dance donde bailaba con otros jóvenes del resto de España.
La Danza Contemporanea y su nuevo espectáculo, Shallot
Descubrió la danza contemporánea en uno de esos campeonatos de la mano de Natalia García, creadora de la escuela de baile ‘Mutis Espazioa’ de Leioa. Se enamoró completamente del estilo de baile y decidió formarse en la nueva disciplina. “Mi familia siempre me ha apoyado en el tema del baile, pero también me han insistido en la importancia de los estudios y por eso me fui a Barcelona”. Estudió danza e interpretación y creación artística en la escuela Varium Espai de Moviment y conoció a su actual compañero y co-autor de ‘Shallot’, el catalán Guillem Batlle con quien conectó muy bien desde el principio. “Guillem y yo quisimos crear algo juntos porque compartíamos intereses e inquietudes. Además, entendíamos el humor de una manera muy similar, así que decidimos transmitir todos estos sentimientos mediante la danza”
“El proceso de creación de ‘Shalott’ fue mágico, experimentamos con muchos aspectos de nuestras vidas”
Shalott es un spectáculo de danza sobre el carácter finito de las cosas y las ideas abstractas, como el paso del tiempo el amor o la muerte, con una pareja de bailarines en escena, acrobacias y mucho humor. Ion confiesa que les llevó dos años completar su creación y que supuso un gran trabajo creativo y también “de crecimiento personal”.
Todo este trabajo dio como resultado una pieza para todos los públicos que hizo reír a niños y niñas y despertó sentimientos y sensaciones encontradas en el público que tuvo la oportunidad de disfrutar de la obra en el Zornotza Aretoa. Para aquellos que no pudieron asistir, informarles que Shalott sigue girando por distintos teatros de Europa. Una bonita excusa para visitar otras ciudades y de paso saludar a este joven bailarín Zornotzarra.