Ocho jóvenes zornotzarras han estado prestando su servicio como socorristas en las playas de Bizkaia durante este verano. Hemos hablado con tres de estos ocho socorristas de Amorebieta, que durante este verano han cuidado de los bañistas en las playas de Bizkaia.
Josu Isasi, Andres Velez y Ander Irastorza, nos hacen de portavoces de sus compañeros para relatarnos el día a día de los jóvenes que nos atienden durante nuestros días de playa. Uxue Zeberio, Iraide Amorrosta, Oier Barrenetxea, Kimetz y Nerea, son los otros compañeros que visten de naranja en nuestros litorales.
Destinados en las playas de Laida, Laga, Ea, Isuntza, Ogeia y otros arenales de nuestra costa. Afirman que han sido días largos con mucho trabajo, actuaciones de todo tipo, atenciones primarias y algunos rescates. Las anécdotas en este trabajo se convierten en tragedias por lo que no vamos a entrar en estos pormenores. Pero nos han relatado que por suerte tan solo han tenido que atender un ahogamiento en su turno de trabajo.
Afirman que es un trabajo complicado que se basa en la prevención. Desde el momento en el que llegan a su correspondiente playa, determinan la bandera correspondiente, analizan el estado de la mar, el parte meteorológico de cada día, el viento, la cantidad de gente que ha acudido a la playa… Entre los socorristas hacen rotaciones de orilla, torre y puesto, “de esta manera estamos descansados y activos a la vez”.
Para adquirir el puesto de salvamento y socorrismo, han tenido que superar una exigente prueba de socorrismo acuático con pruebas combinadas en las que debían correr 800 metros y nadar otros 600 metros. “La rapidez es vital a la hora de llegar a tiempo para salvar una vida”.
Para optar al puesto, previamente tuvieron que cursar el curso de Socorrismo Acuático y el de Primeros Auxilios. Además de una entrevista personal y el test teórico para evaluar a cada candidato y dar el visto bueno a su situación psicológica.
Es una labor ardua, exigente en lo físico, en la que ayudar es el lema, con horas tediosas en las que hay que mantener el nivel de alerta, pero una dedicación en la que al final del día la satisfacción es plena si todos regresan a casa sanos y salvos.