LA MÚSICA AUMENTA LA RESPUESTA FÍSICA Y EMOCIONAL DE LOS MAYORES CON DEMENCIA AVANZADA

La mejora de la calidad de vida de los mayores con demencias avanzadas es uno de los principales retos existentes en la actualidad en la atención a las personas mayores. Conscientes de esta realidad, un estudio realizado en la residencia vizcaína José María Azkuna, ubicada en Amorebieta-Etxano, ha puesto de manifiesto el beneficio terapéutico que es capaz de lograr la música: una mejora en la calidad de vida y una reducción significativa en la apatía y en la sintomatología depresiva. La investigación ha sido premiada recientemente en el XV Congreso de la Asociación Vasca de Geriatría y Gerontología (Zahartzaroa).

Tal y como señala Ainara Castaños, neuropsicóloga de Igurco Servicios Sociosanitarios de IMQ, y responsable de la investigación junto con tres profesionales más de Igurco (Miren Niño, Rosario Maldonado e Irati Intxaurraga), “para que la intervención tenga un beneficio terapéutico no vale cualquier música. Es necesario trabajar previamente con las familias para recabar información sobre la biografía del paciente mayor con demencia avanzada e identificar aquellas canciones que le resultaban significativas”.

Para llevar a cabo la investigación, tras un periodo de documentación previa, un profesional trabajó de forma individual “el acompañamiento, el contacto físico, la visualización de imágenes, y la historia de vida del paciente mientras se reproducía la música”; todo esto, “al menos quince minutos, cinco días por semana durante dos meses”.

Resultados

Tras la intervención psicosocial se constató un aumento del porcentaje de mayores que emitieron palabras (se pasó de un 10% a un 25%), buscaron el contacto físico (de un 25% a un 100% de los pacientes), lloraron de emoción (un 35%), sonrieron (del 40% al 75%) y establecieron contacto visual con el cuidador (del 40% al 75%).

Más de la mitad de los pacientes siguió el ritmo de la música con el cuerpo (55%), aumentando su frecuencia cardiaca y respiratoria, y la somnolencia se redujo casi en un 50% (del 65% al 20%). Por otro lado, se redujeron la apatía y la sintomatología depresiva.

“Las personas con demencia avanzada siguen teniendo necesidades psicosociales»Tal y como pone de manifiesto la neuropsicóloga de Igurco, “las personas con demencia avanzada siguen teniendo necesidades psicosociales. La intervención en esta fase suele ser dificultosa. El deterioro cognitivo grave, las escasas respuestas, la somnolencia, etc., lleva en ocasiones a que el mayor se vuelva una persona anónima, sin identidad, obviándose con facilidad su historia personal y su identidad. Sin embargo, hemos evidenciado que con intervenciones específicas y personalizadas es posible contactar con las emociones de estos pacientes mayores, lograr que las expresen, y aumentar su interacción con el entorno y con sus cuidadores, disfrutando de la compañía de otras personas”.

Según explica, “la biografía personal y musical construida con la colaboración de los familiares del paciente mayor debe ser la guía de intervención en estos casos; sólo así es posible lograr el beneficio terapéutico que se persigue”.

Los buenos resultados de la investigación han logrado también un alto grado de satisfacción de las familias con respecto a este tipo de intervención, solicitando en algunos casos su participación directa.

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