Aulas optimizadas en el Bachillerato de El Carmelo

En su apuesta por consolidar su oferta como bachillerato de referencia, El Carmelo Ikastetxea ha iniciado una ambiciosa transformación de sus instalaciones para este tramo educativo, enfocándose en las personas y su bienestar. El proyecto, desarrollado con el estudio de arquitectura Taoma Zero que dirige Tomás Pineño, ha partido del análisis de las condiciones de estudio y trabajo en las aulas tradicionales para optimizarlas con una tecnología y una visión pedagógica avanzadas y controlará y medirá cómo estos avances mejoran la calidad de la enseñanza y el rendimiento del alumnado.

A lo largo de miles de años, nuestros sentidos se han adaptado al mundo exterior. Los espacios interiores deberían replicar algunas de las características que encontramos en el mundo exterior: ausencia de reverberación de los sonidos, buena calidad del aire y ciclo de la luz solar. El trabajo de Taoma Zero se ha dirigido a trabajar en el cuidado de los distintos sentidos, mediante la disminución de la contaminación acústica, visual y ambiental, logrando unas aulas de vanguardia que beneficiarán el desarrollo de la actividad educativa y mejorarán el rendimiento profesional y académico.

El oído: menos estrés

Las aulas ya transformadas se han dotado de un sistema de acondicionamiento acústico adaptado a sus características que reduce significativamente la reverberación y mejora la claridad del habla, facilitando la comprensión del mensaje y permitiendo que se emita con menor esfuerzo. Estudiar en este entorno más tranquilo y sosegado permite hablar sin forzar la voz y en un contexto de menor ruido ambiental, combatiéndose de esta manera tan importante fuente de estrés en las aulas.

La vista: mejor concentración

Los espacios interiores habitualmente están deficientemente iluminados, de manera que la luz no llega a todos los pupitres o a la propia pizarra ni con la calidad ni con la intensidad necesarias. El Carmelo ha implantado en las aulas piloto una iluminación que, controlada a través de ordenador, se adapta a lo largo de la jornada para replicar la luz sonar en el interior del aula, sincronizándose con el reloj biológico de alumnado y profesorado. También se ha instalado una iluminación específica para las nuevas pizarras. El objetivo es aminorar la fatiga visual y favorecer la concentración y el rendimiento escolar.

El olfato: aulas más higiénicas y seguras

En las aulas, como en cualquier espacio interior con concentración de personas, es habitual encontrar olores, personas a las que les duele o se les carga la cabeza… Son síntomas de una mala calidad del aire interior, que unida a las altas concentraciones de CO2 afectan al cerebro provocando una disminución de la capacidad de atención y/o concentración, una mayor propensión a enfermedades o la aparición de jaquecas. La respuesta está en una buena ventilación, algo absolutamente aconsejable también si se piensa en la actual coyuntura Covid-19.

Se han instalado sistemas que renuevan constantemente el aire en las aulas. Una sonda de CO2 regula y garantiza su calidad de manera continua. Una de las ventajas es que no hay que abrir ventanas para garantizar un aire de calidad, esto es ventajoso en términos de confort y de eficiencia energética. Además, el sistema de ventilación diseñado e implantado es de alta eficiencia energética, y consigue introducir el aire desde el exterior a una temperatura similar a la existente en el aula. Las aulas son más seguras, no concentran olores y facilitan una mejor atención.

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