Un libro recién publicado “Documentos para la historia Guerra Civil 1936-39” recoge varias fotografías inéditas de calles y edificios de Amorebieta tras la entrada de las tropas nacionales en mayo de 1937. En la propia portada del libro se publica una fotografía espectacular con un grupo de soldados observando las llamas que destruyeron la mayor parte de nuestro pueblo.
Fermin Machimbarrena, autor del libro, ha coleccionado durante años miles de fotografías de la Guerra Civil, “compradas casi todas en el mercadillo de la plaza Mayor de Madrid. Tras jubilarme me dediqué a digitalizar las fotos y he publicado un primer libro para que no se pierda todo este legado”. La destrucción de nuestro pueblo ocurrió no hace muchos años. Estas fotografías nos permiten trasladarnos a aquella época y ponernos en la piel de nuestros abuelos, aunque sea solo por un momento.
Y es que esta contienda y la posterior represión no han sido aún olvidadas. El 9 de septiembre del año pasado, se publicaron dos esquelas en varios periódicos para recordar el 79 aniversario de los fusilamientos en Derio de Bonifacio Ormaeche Aldana, Presidente de la Junta municipal del PNV de Etxano y Cecilio Zabala Arizmendiarrtea, de Solidaridad de Obreros Vascos (ELA-STV). Pero lo verdaderamente llamativo de estas esquelas era que en ellas se publicaron los nombres de sus delatores, de aquellos vecinos que les denunciaron y por cuyos testimonios fueron fusilados. Los familiares de los fusilados exigían, verdad, memoria y reparación.
Precisamente, Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, recién constituido, tiene como función primordial preservar y transmitir una memoria crítica con fines divulgativos y pedagógicos. Mantener vivo el testimonio y la memoria de personas y hechos significativos en el devenir de la conformación de una sociedad democrática y en libertad.
Amorebieta, casi evacuada en su totalidad, se encontró desde finales de abril hasta mayo de 1937 en primera línea de combate, aunque los enfrentamientos se concentraron en los montes de los alrededores, sobre todo en la cota 333 y en torno a Bizkargi. Pero casi diariamente los aviones fascistas lanzaban algunas bombas sobre el casco de Amorebieta.
La noche del 16 de mayo el ejército leal a la República trató de reconquistar la cota 326, situada en las inmediaciones de Etxano y aunque causaron cuantiosas bajas al enemigo no consiguieron su objetivo y se retiraron a la plaza de Amorebieta. El 18 de mayo, tras horas de duros combates, los gudaris de la VI Brigada de Euzkadi se retiraron hacia Lemoa.
Jaime Urkijo, ayudante del Comandante Cristóbal Errandonea, aseguró que tras abandonar Amorebieta no se destruyó nada, ni se quemó nada, ni se robó a nadie. Pero el casco urbano quedó prácticamente destruido. Ambos bandos se acusaron mutuamente de ser los responsables de los daños. Sin embargo, el día que se perdió Amorebieta, seguramente el día en el que se tomó la fotografía de la portada de este libro, la causa principal de los destrozos fue el fuego. Se habla también de los asturianos, que en su retirada prendieron fuego a su paso.
Lo cierto es que fueron muchos los que perdieron sus casas mientras el frente permaneció cerca de Amorebieta. Los franquistas entraron el 19 de mayo en Amorebieta y ese mismo día tras la denuncia de varios vecinos de Etxano, fue detenido, y fusilado por un grupo de requetés contra la tapia del convento de Larrea, el padre Román Urtiaga, el último sacerdote vasco fusilado durante la guerra.
El capitán del requeté, Altuna, nombra alcalde a Jose Mª Iza
Una de las primeras actuaciones de los nacionales fue el nombramiento de un nuevo alcalde, José María Iza, por parte del Teniente Coronel de los Requetés. Momento que se refleja en otra fotografía de este libro. Iza formaría la nueva gestora junto con los concejales Domingo Celaya y Genaro Goicoechea. En Etxano, la primera corporación franquista estuvo formada por el alcalde Francisco Hormaeche y los concejales Pedro José Iranuaga y Luis Meabe. Los que precisamente fueron acusados como delatores del fusilado Bonifacio Ormaeche, presidente del PNV de Etxano, en la esquela publicada este pasado año.
Tras la toma y antes de su muerte en accidente de avión el 3 de junio de 1937 el general Mola, rodeado de su Estado Mayor y del general Solchaga, inspeccionaron la zona. En la última fotografía sobre nuestro pueblo contemplan la reconstrucción de un puente, el general Mola apoyado sobre el pretil de la carretera.
Amorebieta también resultó destruida, al igual que Gernika, Durango y otros pueblos de Bizkaia. Este libro es un testimonio de aquella tragedia.
Homenaje
Tal y como se ha realizado en los últimos años, la Sociedad Cultural Zornoza (SACZ) ha organizado, con la colaboración del Ayuntamiento de Amorebieta-Etxano, varios actos para homenajear a las víctimas de la guerra civil. Concretamente, el sábado 20 de mayo se organizará un acto en el parque Zelaieta en recuerdo del año 1937.